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El desafío de autoridades, volver sustentables obras de Copa 2026

Agencias/Nacionales.

Como ocurre con otros acontecimientos deportivos, la Copa Mundial de futbol genera tensiones y dificultades relacionadas con la sobrecarga de infraestructuras, el carácter limitado de los recursos naturales y la falta de estrategias de movilidad. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción advierte que la inversión pública en obras y servicios, que se mantiene en torno a 2.5 por ciento del producto interno bruto, resulta insuficiente, por lo que es necesario elevarla a por lo menos 4 por ciento. Aunque los estadios en México cuentan con certificación de la FIFA en estándares de edificación sustentable, el gasto más importante está en la comunidad, en escuchar a los vecinos y que las mejoras respondan también a sus necesidades, no sólo a la de los turistas, dice a La Jornada Guillermo Bernal, urbanista y fundador de Placemaking México.

En la gestión de desarrollo urbano, incluido el transporte e infraestructura, la Federación Mexicana de Futbol estima una inversión de mil 385 millones de dólares sólo en Guadalajara, donde se disputarán cuatro partidos y uno de la selección nacional en fase de grupos; 3 mil 195 millones de dólares en la Ciudad de México, sede de cinco encuentros, además de la inauguración del torneo y otro juego del Tri en primera ronda; y 3 mil 866 millones de dólares en Monterrey, que recibirá tres cotejos en el inicio y uno de treintaidoceavos de final. Al ser inmuebles ya construidos o remodelados, “el reto de las autoridades está en hacer sostenibles los servicios de transporte y movilidad a mediano y largo plazo, porque esos planes hoy todavía no existen”, agrega.

Para la mayoría de los países anfitriones de un Mundial, lo que ocurre después de la competencia es la resaca del exceso de optimismo. Edificios y complejos deportivos suelen convertirse en inmensos elefantes blancos que caen en desuso o son abandonados como el estadio Neza 86, en el estado de México, o el 974 de Qatar, sedes de varios partidos en las ediciones de 1986 y 2022. “La inversión puede ser baja, pero el gasto más importante está en la comunidad, en niños, señoras y personas mayores que son quienes realmente van a quedarse en esos lugares”, explica el especialista.

“No se trata sólo de construir cosas. ¿Qué va a pasar cuando se inunde calzada de Tlalpan? ¿Dónde va a estar el equipo de desazolve necesario para tales afectaciones? Es necesario ver más allá de la competencia y de un solo grupo de población. Con ayuda del gobierno de la Ciudad de México y el sector privado, hemos recuperado 18 canchas deportivas de piso duro, las cuales estaban en malas condiciones y están siendo mejoradas para el Mundial. Lo más importante es que los vecinos sean parte de la celebración, que las usen, no las vandalicen ni las abandonen cuando termine el torneo”.

De acuerdo con el gobierno capitalino, las obras a realizar en el contexto de la Copa del Mundo incluirán avances de la primera etapa de construcción de la calzada flotante peatonal de Tlalpan, recuperación de bajopuentes, un programa de iluminación, imagen y mejoramiento urbano de las principales avenidas y zonas de atracción turística de la ciudad, así como la implementación de una línea de autobuses eléctricos de transporte público que recorrerá lugares emblemáticos del Centro Histórico, denominado Centrobús. También, con actividades culturales y proyecciones de todos los partidos de forma gratuita, se llevarán a cabo 16 festivales futboleros en cada alcaldía.

“Los FanFest requieren un sentido profundamente comunitario para la gente que se va a quedar en la ciudad”, plantea el fundador de Placemaking México, organización que impulsa programas de responsabilidad social y transforma calles, parques y plazas públicas en lugares activos y comunitarios. “No hay que olvidar también las afectaciones que generan las obras. En la calzada de Tlalpan, por ejemplo, las trabajadoras sexuales han exigido que detengan las obras de la ciclovía por la reducción de banquetas que solían ser su área de trabajo. Toda inversión implica una planeación estratégica”.

Ante la llegada de aficionados de todo el mundo, la FMF prevé unos mil millones de dólares de ingresos potenciales en el sector turístico, lo que incluye restaurantes, hoteles y agencias de viajes. La Copa de 2026 estrenará de igual forma un nuevo modelo de competencia y, por lo tanto, de negocios: el cupo de las selecciones participantes para esta edición aumentará de 32 a 48, por lo que los encuentros disputados durante el torneo –del 11 de junio al 19 de julio en México, Estados Unidos y Canadá– pasarán de 64 a 104, 78 de ellos en el país gobernado por Donald Trump.(Alberto Aceves/La Jornada).

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