Opinión
COLUMNA: PAPIROS
Opinión Pública”
Por: Tonatiuh Arriaga Sánchez, Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM.
Dentro de la justificación del Estado Moderno nos encontramos con dos columnas
fundamentales sobre las cuales se basa la dinámica de gobierno y se justifica la
acción estatal: los derechos y la voluntad.
Los derechos en sí mismos, su protección, desarrollo, fomento y ampliación tanto
en su aspecto individual como colectivo, son la finalidad de todas y cada una de las
acciones de gobierno, o al menos esa debería de ser su justificación.
Por su parte, la voluntad soporta a la estructura y acciones de gobierno, a través de
la participación general en un sistema de elecciones y en la observancia de
principios democráticos que acompañan a éstas.
Pero la voluntad no se reduce a una expresión individual, sino que se refiere a
aquella externada por la generalidad, donde obtiene su valor, al ser una voluntad
pública, la cual, sin constituir un poder institucionalizado, si pasa a ser una fuerza
pública la cual aprueba o repudia las acciones de gobierno.
Al encontrarse dispersa, resulta variable, y solo a través de la difusión de hechos y
opiniones calificadas es como se encauza hacia una postura concreta, de ahí que
resulte de alto interés para los factores reales de poder tener el control sobre ésta.
En las últimas fechas hemos sido testigos de dos acontecimientos que reflejan el
interés y la falta de escrúpulos de los factores de poder por controlar la narrativa
pública.
El primero se refleja en una resolución del Poder Judicial Federal, en donde se
señala a las conferencias matutinas presidenciales, llevadas a cabo el sexenio
pasado, como un instrumento de la Presidencia con el cual se auto erige en un
órgano calificador de verdades o mentiras externadas en los medios de
comunicación masiva, atentando contra la libertad de opinión y contra el derecho a
disentir.
La segunda, apenas en desarrollo, de confirmarse, resulta aún más grave y obscura,
toda vez que implica un amalgamiento entre diversos actores del poder público y la
televisora más importante del país, para buscar una manipulación e invención de
información con la finalidad de apoyar a sus cercanos o de afectar a sus
adversarios.
De confirmarse estos hechos, estaríamos frente a una nueva crisis de inseguridad,
ante atentados de actores públicos y privados empleando herramientas y acciones
totalmente cuestionables, abiertamente encaminadas a la manipulación de la
opinión pública, y por consecuencia de la voluntad general…