Opinión

COLUMNA ÍNFULAS: “Una esquela para Ozzy… ¿y las víctimas de México?”

Por: Luz Elena Hernández. Abogada.

La Cámara de Diputados volvió a generar indignación, esta vez por publicar en sus redes sociales una esquela lamentando la muerte de Ozzy Osbourne, legendario vocalista de Black Sabbath, quien falleció este martes. Pero no fue el hecho en sí lo que encendió la polémica, sino el contraste brutal entre el silencio institucional frente a la violencia en México y el repentino homenaje a una celebridad extranjera.

Las redes sociales no tardaron en arder. “Sigo esperando la esquela por las miles de personas desaparecidas, por las víctimas de feminicidio y por los niños caídos en medio de la narco guerra”, escribió un usuario en X (antes Twitter). Y tiene razón, ¿En qué momento la vida de un artista foráneo se volvió más digna de duelo oficial que las tragedias diarias que atraviesan a este país?

La molestia es legítima, todos los días se difunden fichas de búsqueda: jóvenes, mujeres, trabajadores, comerciantes, personas comunes que desaparecen sin dejar rastro. Muchos sabían que vivían en zonas de riesgo, otros simplemente fueron víctimas del azar o de un sistema corrupto e indiferente. Y mientras tanto, el Congreso guarda silencio, no hay condolencias, no hay memoria, no hay empatía.

Podríamos conceder que fuera de su investidura los diputados tienen aficiones y gustos personales. Está bien, son humanos, pero usar una cuenta institucional para expresar dolor por la muerte de un rockero británico, mientras ignoran el sufrimiento de su propio pueblo, es una muestra grotesca de desconexión y frivolidad.

Peor aún, la publicación coincidió con un dato alarmante: América Latina concentra el 30% de los homicidios a nivel mundial, según datos presentados en una audiencia pública de la Comisión Interamericana por organizaciones como la Red TDT, Cristosal y la Fundación para el Debido Proceso. Y sí, México es parte del problema.

Estas organizaciones no piden milagros, exigen que los Estados enfrenten al crimen organizado con estrategias claras, con instituciones limpias y sobre todo, con la participación activa de la sociedad civil, que muchas veces hace el trabajo que el Estado ignora.

La respuesta del gobierno mexicano, una vez más, ha sido lavarse las manos. Argumentan la independencia de los órganos de justicia como si eso justificara la parálisis y la negligencia. Ya no pueden culpar a gobiernos anteriores. Esa excusa se agotó con el sexenio de López Obrador. Este gobierno no puede escupir al cielo sin que le caiga en la cara.

Y mientras los diputados publican esquelas innecesarias y los funcionarios reparten culpas, los ciudadanos seguimos cuidándonos entre nosotros. Porque la verdad, aunque duela, es esta, el país no es seguro. Circular por muchas carreteras representa un riesgo, vivir, en muchas regiones, también.

VERDAD INCOMODA: Algo está podrido, y lo peor es que quienes tienen el poder para cambiarlo parecen no querer verlo.

Por hoy es todo. Gracias y hasta pronto. Recuerde que le dejo mi correo para recibir sus comentarios: luciafernanda863@gmail.com.

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