COLUMNA ÍNFULAS: “¿Cuánto vale la vida de un trabajador?”

Por: Luz Elena Hernández Niño.
Comunicadora y Abogada | Fundadora de Altiplano al Día | Autora de Ínfulas, columna de análisis político y jurídico.
Iniciaré Ínfulas de hoy con una pausa, una pausa obligada y que pesa. Lamento profundamente la muerte del trabajador de la empresa LOD en la carretera Rumbo Nuevo, ocurrida la tarde del lunes. Un accidente que no debió pasar, un accidente que se pudo prevenir.
Lastimosamente, cuando una empresa no cumple ni con los requisitos mínimos para proteger a quienes ponen el cuerpo en actividades de riesgo, el desenlace no es un accidente… es una consecuencia, y LOD debería tenerlas, pero me pregunto, ¿Las tendrá?, no lo sabemos, y menos con el rotundo y cómodo silencio por parte de las autoridades laborales y gubernamentales.
Caray… es una vida, ¿Por qué tanta indolencia?, ¿Por qué normalizar que miles de familias, ahorcadas económicamente, acepten trabajos donde los empleadores exprimen hasta el último aliento y se desentienden de la seguridad básica? Una cosa es la necesidad; otra, la obligación innegociable del Estado de vigilar y hacer cumplir las normas. Y aquí hablamos del consorcio conformado por Promotora y Operadora de Infraestructura, S.A.B. de C.V. (PINFRA) a la que, literalmente, se le “vendió” la carretera Rumbo Nuevo.
¿Cómo es posible que se realicen labores de riesgo a más de 15 metros de altura, sin arnés, sin equipo, solo con un mecate? esa imagen condensa la realidad dolorosa de muchos trabajadores de la construcción en México, suben sin garantía de bajar con vida, solo con la fe de volver a casa.
Para rematar, la Vocería de Seguridad del estado ni publicó, ni actualizó información sobre el fallecido, hubo Indolencia y Negligencia. Ahh, pero que no se trate de notas “incómodas” de medios locales o nacionales, porque entonces sí… la Vocería corre a defender su guion oficialista, qué pena, Don Willy Zúñiga, y qué tristeza ver recursos públicos invertidos en una “plataforma de Facebook” que informa solo cuando conviene.
Y por si el día no había sido lo suficientemente gris, ese mismo lunes 17 de noviembre, otro trabajador fue atropellado en la Rumbo Nuevo. Dos tragedias, dos familias destrozadas…Y nuevamente, silencio oficial… silencio para minimizar, silencio para que pase rápido, silencio para que nadie pregunte.
Ojalá las familias reciban asesoría adecuada y busquen las indemnizaciones que por ley les corresponden. El dolor nubla, sí, pero la justicia también se tramita. Y no deberían cargar, además del duelo, con la impunidad de otros.
Y hay otra deuda de la que casi nadie quiere hablar es el acoso laboral. Sí, ese que ya está legislado, pero que pervive en cada oficina, en cada obra, en cada turno. Hostigamiento disfrazado de “exigencia”, sobrecarga laboral pintada de “ponerse la camiseta”. ¿Le suena?, Lo hemos normalizado, o peor, lo soportamos para no perder el sustento diario, pero es ABUSO en mayúsculas. Lo dejamos como tema pendiente para la próxima de ínfulas.
Por hoy es todo, Gracias y hasta pronto.


