Reportaje Especial

Bustamante danza con el alma: herencia viva de San Isidro Labrador

 

Por: Altiplano al Día

La danza autóctona en México tiene raíces profundas que se remontan a las grandes civilizaciones prehispánicas, como los mexicas, mayas, zapotecas, mixtecas y totonacas. Para estos pueblos originarios, la danza no era únicamente una forma de expresión artística, era un acto sagrado, una conexión viva con la naturaleza, la fertilidad de la tierra, los dioses, el tiempo y la comunidad. Cada paso, cada ritmo, cada vestimenta tenía un significado ritual, inseparable de la vida cotidiana.

Con la llegada de los colonizadores españoles, muchas de estas danzas fueron prohibidas, reprimidas o transformadas, al ser consideradas paganas. Sin embargo, los pueblos indígenas resistieron y, en un proceso de sincretismo cultural, integraron elementos del cristianismo sin perder el corazón de sus creencias. De ese cruce de culturas nacieron muchas de las danzas tradicionales que hoy siguen vivas en las fiestas patronales y religiosas de todo el país.

Identidad danzante en el corazón del Altiplano

En el Altiplano de Tamaulipas, los cuadros de danza son pilares fundamentales de la identidad cultural de cada comunidad. En el municipio de Bustamante, el “Cuadro de Danza San Isidro Labrador” del ejido Felipe Ángeles, conocido como “El Gavilán”, es ejemplo vivo de cómo la danza autóctona sigue latiendo con fuerza en las nuevas generaciones.

Esta danza no solo se ejecuta, se hereda. En entrevista con Altiplano al Día, los miembros del grupo expresaron que su motivación es clara: no dejar morir las tradiciones que han dado sentido a sus raíces.

“Somos 40 danzantes de la nueva generación del cuadro de danza de San Isidro Labrador. Somos puros jóvenes, inclusivos. Lo que nos motiva es no dejar que mueran estas hermosas tradiciones y costumbres de la comunidad”, compartió uno de los integrantes.

Muchos de ellos crecieron viendo a sus padres y abuelos danzar en las fiestas del pueblo, participando en procesiones, viajando a otras comunidades para celebrar juntos. Más que un espectáculo, era un ritual familiar, comunitario y espiritual.

“Yo me acuerdo que veíamos a nuestros padres danzar y creo que fue ese deseo de niños de un día continuar con esta tradición”, expresó con nostalgia otro de los jóvenes.

San Isidro Labrador: protector de la tierra y el alma campesina

Cada año, el ejido Felipe Ángeles celebra sus fiestas patronales el 14, 15 y 16 de mayo, en honor a San Isidro Labrador, santo patrono de los agricultores. Este Santo es profundamente venerado en las comunidades del altiplano, simboliza la fertilidad del suelo, la lluvia, las buenas cosechas y la fe campesina.

La danza, dedicada a este santo, se convierte en una ofrenda colectiva, un agradecimiento por los frutos de la tierra y un acto de esperanza para el porvenir.

Roles con alma: la estructura del cuadro de danza

Dentro del cuadro de danza, cada integrante cumple una función específica, cargada de simbolismo:

El monarca lidera al grupo y representa la autoridad espiritual y organizativa, el músico (con violín o guitarra) guía el ritmo de la danza, los danzantes y aprendices forman el cuerpo del grupo, encargados de transmitir el mensaje a través del movimiento.

Figuras como la Malinche o el Viejo de la danza enriquecen la representación con elementos históricos y tradicionales.

Uno de los aspectos más destacados de este grupo es que su líder actual, Juan Alberto López Becerra, es un joven de apenas 16 años que asumió con orgullo el papel de monarca, continuando el legado de sus bisabuelos.

“Ser el monarca es importante para mí porque es un legado, un papel que tiene raíces prehispánicas. Cumplo funciones organizativas y simbólicas y estoy muy orgulloso de liderar el cuadro de danza San Isidro Labrador en mi comunidad”, expresó Juan.

Su traje distingue su rol: penacho o corona, cetros o bastones simbólicos, y colores que reflejan la tradición y el respeto a la historia.

El cuadro de danza no es solo un grupo, es una unidad ceremonial viva, donde cada movimiento, cada sonido y cada gesto tienen un propósito espiritual y comunitario. La danza autóctona no es entretenimiento, es una oración en movimiento, una manifestación de identidad y una herencia que se defiende con el cuerpo y el corazón.

 

Actualmente, el grupo sigue abierto a nuevos integrantes que quieran formar parte de esta tradición:

“Siempre estamos abiertos a nuevos danzantes, no es difícil aprender, con paciencia, todos podemos hacerlo. Es gratuito, solo tienen que acercarse y sería un honor contar con más jóvenes que quieran preservar nuestras raíces” explicó Juan.

Este cuadro de danza, como muchos otros en México, representa la lucha por mantener vivas las raíces, la historia y el alma de una comunidad. En cada paso de danza, resuena la voz de los abuelos, el eco de los dioses antiguos y la esperanza de los jóvenes que no quieren olvidar quiénes son.

Si usted amigo lector quiere contactarlos puede ser a través de su página de Facebook como Cuadro de Danza San Isidro Labrador, puede dar clic en el siguiente link y seguirlos en su perfil;  https://www.facebook.com/share/16uDqecVe9/?mibextid=wwXIfr, o al número 832 1044933.

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