COLUMNA ÍNFULAS: “Estamos de Luto”

Por: Luz Elena Hernández Niño.
Comunicadora y Abogada | Fundadora de Altiplano al Día | Autora de Ínfulas, columna de análisis político y jurídico.
Estamos de luto…con profundo dolor y amarga tristeza leí los titulares que anunciaban el cobarde asesinato de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán. Fue estrujante y desolador saber que un hombre que alzó la voz por México y por su gente terminó pagando con la vida el atrevimiento de exigir justicia. No sólo defendía a su pueblo, reclamaba al gobierno lo que es suyo por derecho constitucional, seguridad para los ciudadanos. Pero exigir que el Estado cumpla con su deber, es hoy una “tarea imposible” y una sentencia de muerte.
Que quede claro y en mayúsculas, la seguridad, garantía elemental consagrada en la Constitución, es en demasiados casos letra muerta. A Carlos Manzo lo dejaron solo frente a la delincuencia, hubo silencios, omisiones, y por eso fue un blanco fácil. Hoy la autoridad federal intenta “lavarse las manos” y asegura que, al momento del ataque, Carlos Manzo era custodiado por 14 elementos de la Guardia Nacional, pero él no pedía seguridad para su persona, sino para el pueblo y no se la dieron.
Es claro que, este gobierno también cobija y protege delincuentes. No son iguales al PRI o al PAN, en muchos sentidos, han resultado peores. Lastimosamente, las manos ensangrentadas no distinguen colores partidistasas, las cifras crudas son un espejo que no permite neutralidades.
En Michoacán, bajo la administración del morenista Alfredo Ramírez Bedolla, los homicidios se cuentan por cientos y los alcaldes asesinados se acumulan uno tras otro. En los últimos dos años, siete alcaldes perdieron la vida en ataques armados relacionados con la violencia del crimen organizado: Martha Laura Mendoza Mendoza, asesinada en junio del 2025, Salvador Bastida García, acribillado el 10 de junio del 2025, Guillermo Torres Rojas, murió el 15 de marzo del 2025 después de ser baleado en Morelia, Yolanda Sánchez Figueroa, ejecutada el 22 de abril del 2024, Aurelio Santos Contreras, asesinado el 2 de febrero de 2024, Miriam Ríos Ríos, perdió la vida en un ataque armado el 6 de enero del 2024, y hoy se le suma el asesinato de Carlos Manzo, el 1 de noviembre del 2025. Descansen en Paz.
Para los empresarios y productores que trabajan de sol a sol, la situación es la misma, en lo que va del 2025 van tres asesinados, la última y triste estadística es del pasado 20 de octubre de este año, cuando el líder limorero Bernardo Bravo Manríquez, y presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, fue hallado muerto dentro de su vehículo. Historias como la de Homero Gómez, guardián de las mariposas monarca y asesinado en 2020, siguen impunes. Nombres como el de Irma Hernández Cruz, la maestra jubilada convertida en taxista que fue extorsionada y asesinada en Veracruz bajo el gobierno también morenista de Rocío Nahle García. Y los cientos y cientos de desaparecidos…¿Cuántos nombres más harán falta para que la indignación deje de ser trending topic y pase a ser acción real?
Uruapan, Veracruz…o Sinaloa, no son lugares remotos, ni sus tragedias son noticias ajenas, es un pedacito de nuestro México donde se vive el mismo miedo que se respira en las plazas, en los mercados y en los hogares de cualquier ciudad del país. Este fin de semana, en la capital de Tamaulipas un comerciante fue asesinado a balazos, otro nombre más en una lista que el Gobierno trata como estadística fría. ¿El problema? O no pueden, o no quieren, o por lazos oscuros no deben actuar. Esa sospecha no surge del aire, brota del vacío que deja el Estado Mexicano cuando no cumple.
Desde que se confirmó el brutal asesinato de Manzo, las redes se llenaron de una atmósfera distinta, ¿la percibe Usted también?, algo se quebró, se marcó un punto de inflexión, tampoco hay filtros para la rabia. Ciudadanos incendiaron oficinas del Palacio de Gobierno en Michoacán, una violencia que no justifico, pero que explica la desesperación acumulada. Resulta grotesco e hipócrita ver políticos de todos los colores partidistas acaparar el discurso de “Condenamos este brutal ataque”, cuando son parte del mismo sistema, y tienen trincheras o curules para hacer la diferencia y eligen cruzarse de brazos y dejarse llevar por la “agenda oficial” y dejar de lado los problemas reales y urgentes.
Por esa razón, fue una burla y una falta de respeto para México ver al senador Fernández Noroña llorar al describir la violencia y pobreza de palestina en Gaza, cuando en el país también hay problemas reales y elige la inacción. No quiero ni imaginar que siente la familia de Carlos Manzo al escuchar las declaraciones del gabinete de seguridad nacional diciendo; “Investigaremos hasta las últimas consecuencias” cuando la evidencia sugiere que saben quiénes son los responsables y, aun así, los protegerán “con abrazos y no con balazos”.
Usted y yo lo sabemos, el ciclo de impunidad continuará. Han pasado 31 años, desde aquel 23 de marzo de 1994, cuando asesinaron al Candidato tricolor que inspiraba un cambio en el rumbo del país, Luis Donaldo Colosio y aun no se sabe quién fue el autor intelectual de su muerte, cerquita en Tamaulipas, aun nos duele recordar aquel 28 de junio del 2010, cuando nos arrebataron una esperanza para el estado, asesinaron un gran hombre y un insustituible padre y esposo, Rodolfo Torre Cantú, y aun no se sabe nada sobre el móvil de su asesinato. Al menos no oficialmente.
Hoy México le llora a un mártir más de la política mexicana, Carlos Manzo, quien no era un improvisado, fue el primer presidente municipal independiente en la historia de Uruapan, electo en junio de 2024 con más de 95 mil votos. Su sello fue la confrontación directa contra el crimen organizado; sus palabras eran contundentes y polémicas: “No puede haber abrazos para los delincuentes, debe haber chingadazos cuando atentan contra la gente inocente”. En junio de 2025 llegó a ofrecer recompensas para policías municipales que hicieran decomisos. Un mes antes del atentado pidió públicamente ayuda: “No quiero ser de la lista de alcaldes ejecutados”, lamentablemente sus temores se materializaron la noche del 1 de noviembre, cuando la violencia irrumpió frente a cientos de familias que celebraban el Día de Muertos en la plaza de Uruapan, donde México perdió un faro que por breve tiempo alumbró una salida posible ante “esta” realidad.
Descanse en paz Carlos Manzo Rodríguez. Y que al Gobierno no le alcancen las excusas, porque el pueblo sabe sujetar fuerte la bandera de la libertad…y solo se necesita el 3% de la ciudadanía inscrita en la lista nominal de electores de al menos 17 entidades federativas del país…



