COLUMNA ÍNFULAS: “Otra vez, la tragedia nos moja los pies”

Por: Luz Elena Hernández Niño. Abogada.
Los mexicanos destacamos por muchas virtudes (y también por varios descalabros), pero si hay algo que nos define es la solidaridad. Cuando la tragedia toca a la puerta, no preguntamos, actuamos. Si hay que agarrar una pala, la tomamos; si hay que levantar escombros, lo hacemos; si toca compartir lo poco que tenemos, lo damos.
Somos capaces de mandar toneladas de ayuda dentro y fuera del país, sin más motivación que la empatía.
Y eso hay que decirlo en voz alta y con mayúsculas: ¡SOMOS UN PUEBLO EXTRAORDINARIO!
Mi reconocimiento a quienes hoy, una vez más, se quitan la camisa para ayudar al prójimo.
Pero también hay que decirlo con todas sus letras, otra vez estamos enfrentando el desastre, como cada año, con el dolor a cuestas de miles de familias que perdieron su casa, sus mascotas, su patrimonio y su paz. Y mas estrujante aun, las familias que perdieron a un ser querido. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Protección Civil, suman 64 personas muertas y 65 desaparecidas en Veracruz, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo.
Y, una vez más, somos los ciudadanos los que estamos haciendo lo que el gobierno debería hacer mejor. Son los ciudadanos, los que cargan cubetas, los que cocinan para los albergues, los que recorren calles llenas de lodo…mientras la autoridad “elabora” el censo para que se autorice la ayuda.
En Tamaulipas algunos alcaldes municipales apenas montaron una “mesita” para recibir víveres y posar para la foto…
Mientras tanto, nuestros vecinos de Veracruz, registraran afectaciones en 55 municipios. Ciudades como Poza Rica, Álamo, Tuxpan, Tempoal, Papantla y El Higo quedaron bajo el agua. Se cuentan más de 16 mil viviendas dañadas, 130 mil usuarios sin luz y comunidades rurales incomunicadas.
Sí, el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional están en las calles rescatando personas, sacando lodo y agua de las viviendas y repartiendo ayuda. También es cierto que la presidenta Claudia Sheinbaum recorrió las zonas afectadas, pero la ayuda sigue llegando a cuentagotas, mientras la desesperación crece y la molestia también.
Este lunes circulo en redes “el recibimiento” que le dieron los habitantes de Poza Rica, Veracruz, al munícipe Fernando Luis Remes Garza, a las zonas más afectadas por las recientes inundaciones, los presentes le lanzaron piedras a la camioneta del alcalde morenista, mientras intentaba recorrer el lugar. Hay enojo, y es entendible.
En Tamaulipas, 80 escuelas suspendieron clases tras las lluvias; 10 siguen cerradas, y 460 alumnos siguen estudiando en línea porque sus planteles se inundaron.
El pueblo, otra vez, saca la cara por México.
El gobierno, otra vez, llega tarde. Y cuando llegue el recuento final, vendrán los informes, los sellos y los discursos que presumen “apoyos”, aunque muchos solo existan en el papel. Y aquí es donde vale la pena preguntar:
¿Estaríamos mejor si no se hubiera eliminado el FONDEN? Probablemente sí, porque el Fondo de Desastres Naturales, creado en 1996, garantizaba recursos inmediatos para reconstrucción, vivienda, infraestructura y servicios básicos. Era imperfecto, sí, burocrático, también, era “la caja chica “del gobierno en turno, sí, y aun así, funcionaba.
Desde 2020, cuando la mayoría morenista decidió desaparecerlo, México se quedó sin un mecanismo institucional sólido para enfrentar tragedias.
Hoy dependemos de partidas presupuestales que tardan, y de censos improvisados, que no están exentos de corrupción o desvió de recursos. En resumen, el problema de “corrupción” antes y ahora sigue, solo cambio de nombre. Lastimosamente lo que sigue igual o peor es la necesidad de las familias afectadas, y esa, es una realidad irrefutable.
Con el FONDEN, las familias quizá no estarían esperando entre el lodo a que llegue la ayuda. Con el FONDEN, los municipios no tendrían que improvisar albergues con lo que hay. Con el FONDEN, la respuesta no dependería del humor político del día. Y le reitero, No era perfecto, pero era un respaldo real.
VERDAD INCOMODA: Hoy, lo que tenemos son promesas, comunicados y la eterna consigna de “ya se está atendiendo”.
Y mientras los políticos se justifican, la gente sigue bajo el agua.
Por hoy es todo. Gracias y hasta pronto.



