COLUMNA ÍNFULAS: “Viajan como ricos, gobiernan como pobres”
Por: Luz Elena Hernández Niño. Abogada.
Se acabó el periodo de asueto para funcionarios estatales y federales, y con ello también los excesos de los políticos de Morena. Durante estas semanas, mientras el país enfrentaba problemas reales; inseguridad, desabasto de medicamentos y un gobierno cada vez más ausente, varios miembros de la autoproclamada “Cuarta Transformación” se dedicaron a turistear por el mundo como nuevos ricos, derrochando privilegios sin pudor alguno.
Viajes a Tokio, recorridos por Barcelona, escapadas a Inglaterra, estadías en hoteles cinco estrellas y compras en tiendas de lujo. Todo esto protagonizado por personajes que, no hace mucho, repetían como mantra la frase “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. ¿Se acuerdan? Pues parece que ellos no.
Entre los exhibidos públicamente están Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara de Diputados; Enrique Vázquez, diputado morenista captado en un bar en Ibiza, el paraíso europeo de las celebridades; Mario Delgado, secretario de Educación Pública, que fue visto en el hotel Pousada Lisboa; y, por supuesto, Andy López Beltrán, hijo del expresidente y actual secretario de Organización de Morena, quien fue captado saliendo de boutiques de lujo en Tokio con bolsas que no bajan de cuatro ceros.
¿Pueden darse esos lujos? Claro que sí, el sueldo promedio de estos funcionarios ronda los 120 mil pesos mensuales, sin contar los bonos, viáticos, comisiones, asesores a modo y por supuesto los “negocios del poder”, pero ese no es el problema de fondo.
Lo verdaderamente insultante es la hipocresía, hace apenas unos meses, en mayo, el Consejo Nacional de Morena, reunido en el World Trade Center de la CDMX, aprobó un código de ética en el que se prohibía todo lo que estos funcionarios hicieron: nepotismo, lujos, viajes en primera clase, autos blindados y ostentación. ¿El motivo? Cuidar la imagen de un partido que dice representar el “cambio verdadero”.
¿Y qué pasó? Nada. Absolutamente nada, el código se convirtió en papel mojado antes de que terminara la sesión. Las reglas están claras, pero nadie las cumple y nadie las hace cumplir. ¿Vendrá otra jalada de orejas simbólica desde la Presidencia? Puede ser. ¿Servirá de algo? Por supuesto que no.
Mientras tanto, el ciudadano común sigue pagando impuestos, enfrentando hospitales sin medicamentos, calles tomadas por el crimen y un gobierno que se sigue llenando la boca con discursos de austeridad… mientras vive como jeque árabe.
PREGUNTA INCOMODA: ¿de verdad esto es lo que significa “transformar” a México?
Por hoy es todo. Gracias y hasta pronto.