COLUMNA: ÍNFULAS “La salud no es un show de TikTok”
Por: Luz Elena Hernández Niño. Abogada.
México atraviesa un momento crítico en materia de salud pública. Pese a los esfuerzos recientes como la incorporación del programa IMSS-Coplamar al régimen ordinario del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el derecho a la salud sigue siendo una deuda pendiente para millones de mexicanos. Y mientras las carencias se acumulan, surgen situaciones que, lejos de ser anecdóticas, evidencian un deterioro preocupante en el profesionalismo dentro del sistema.
Un caso que llegó recientemente a nuestro buzón exige atención. Dos enfermeras del hospital IMSS en Tula, Tamaulipas, decidieron utilizar su jornada laboral, tiempo que se les paga con recursos públicos, para realizar transmisiones en vivo a través de TikTok. En plena jornada, desde las instalaciones del hospital, se les ve paseando por diversas áreas mientras interactúan con su audiencia.
No se trata solo de un uso inadecuado del tiempo, es una falta de respeto al esfuerzo de millones de mexicanos que con sus impuestos sostienen al sistema de salud. No basta con que no aparezcan pacientes en pantalla, eso no elimina la responsabilidad de estar disponibles, atentos, trabajando. Un hospital nunca es espacio para la ociosidad; es un lugar donde cada minuto cuenta, donde cada descuido puede costar vidas.
Además del uso inapropiado del tiempo y el espacio, la imagen que proyectan estas trabajadoras deja mucho que desear: sin uniforme reglamentario, con el cabello suelto, maquillaje excesivo y accesorios ajenos a la vestimenta médica. No es una cuestión estética, sino de higiene, de profesionalismo y de seguridad. El uniforme no es ornamento, cumple funciones vitales para proteger al personal y a los pacientes, controlar infecciones y distinguir claramente los roles dentro del hospital, es protocolo.
Este episodio no pone en duda su formación académica, pero sí su criterio. La exposición pública de este comportamiento convierte en espectáculo la función médica y envía un mensaje profundamente preocupante: que el compromiso con la salud pública puede quedar relegado por un par de likes. Que una institución, como el IMSS Tula, con más de 50 años al servicio de la ciudadanía, puede ser utilizada como fondo de pantalla de una vanidad digital.
Conviene hacer una pausa y poner las cosas en su lugar. El salario que reciben estas profesionales y cualquier trabajador, es un privilegio que nos permite sostener a nuestras familias, educar a nuestros hijos y aspirar a una vida digna. Sin embargo, este privilegio conlleva una responsabilidad proporcional. Jugar con él, poner en riesgo la seguridad hospitalaria, la confianza institucional y la propia integridad laboral es, simple y llanamente, inaceptable.
VERDAD INCOMODA: La confianza pública no se gana con filtros, bailes ni likes: se gana con compromiso, ética y respeto por el dolor ajeno.
Esperamos que este episodio sirva para la reflexión, para rectificar, para entender que cada minuto dentro de un hospital importa. Porque cuando alguien cruza esas puertas, no busca un show de TikTok, busca sanar.
Por hoy es todo. Gracias y hasta pronto. Les comparto mi correo para recibir sus mensajes: luciafernanda863@gmail.com