Opinión
COLUMNA: ÍNFULAS
“Sistema de salud: La realidad detrás del discurso”
Por: Luz Elena Hernández, Abogada Litigante.
Hace apenas 46 días, desde un púlpito ceremonioso, con luces y aplausos, se proclamaban con bombo y platillo los avances de Tamaulipas en materia de salud. Sin titubeos ni matices, se aseguró que contamos con atención médica de “primer nivel” en centros de salud, unidades médicas y hospitales. Con cifras alegres en mano, se habló de más de un millón 124 mil consultas, lo que, según el discurso, representa un incremento del 38% en las atenciones.
Pero más allá de las cifras y la narrativa oficial, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿ese crecimiento cuantitativo se traduce en calidad real para el ciudadano común? Porque en las salas de espera aún se oyen quejas, los medicamentos siguen escaseando y los médicos continúan lidiando con carencias estructurales.
Y no hace falta ir muy lejos, ni remover los casos más dolorosos de negligencia médica para evidenciar la distancia entre el papel y la realidad. Basta con mirar lo que ocurrió este fin de semana en la capital de Tamaulipas; una mujer con seis meses de embarazo llegó a urgencias del IMSS de la Loma, en busca de atención especializada, no pedía privilegios, solo ayuda, y lo que recibió fue la indiferencia del sistema, no hubo asiento, no hubo apoyo, le dijeron que se recostara en el suelo y así, con dolores y complicaciones del embarazo, terminó esperando atención médica sobre el frío piso del hospital.
Y le pregunto a usted, amable lector: ¿es ese el trato digno y humano que prometen los informes oficiales? ¿De verdad esa es la atención de “primer nivel” que tanto se presume? ¿Dónde están las cifras millonarias de inversión en infraestructura cuando una mujer embarazada no puede encontrar ni una silla? No se trata de dramatizar ni de generalizar, pero los casos se acumulan, y los finales felices escasean. No hay que ser el enfermo ni su familiar para sentir la rabia y la impotencia. Basta con abrir los ojos ante una realidad que, lejos de sanar, parece enfermarse.
En cuanto al tema de los medicamentos, ese reclamo constante y cada vez más desesperado del ciudadano, tampoco hay buenas noticias, las cifras, siguen siendo triunfalistas, porque se presume que el abasto es “constante” y que, a nivel nacional, se adquirieron alrededor de 117 millones de piezas, distribuidas en los centros de salud del país, incluidos los de Tamaulipas. Suena bien. Pero la realidad, una vez más, va por otro camino.
Haga usted la prueba: pregúntele a un familiar, a un vecino, a cualquier persona que dependa de los servicios médicos estatales o federales. La respuesta será casi unánime: hay escasez. Recetas que no se surten completas, vueltas inútiles al centro de salud, y la amarga resignación de tener que pagar de su propio bolsillo lo que el sistema debería garantizar. La distancia entre el discurso oficial y la experiencia ciudadana no solo es grande: es ofensiva.
Hasta aquí le comparto hoy. Gracias y hasta pronto.